La iniciativa Aluminium Stewardship se fundó en el otoño de 2012 y tiene como objetivo desarrollar un estándar de sostenibilidad para el aluminio a finales de 2014, con el apoyo de la organización ambiental IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). En él se establecen los criterios ambientales y sociales que se aplican a todas las etapas de la extracción de la materia prima, así como la producción y el procesamiento de aluminio.

La iniciativa Aluminium Stewardship encaja con la filosofía de Audi, ya que actualmente ya analiza el impacto ambiental de sus productos a través de su ciclo de vida completo, desde la extracción de materias primas hasta la producción y la operación del reciclaje.

Para cada nueva serie de modelos, Audi tiene un análisis ambiental certificado con el fin de evaluar el impacto sobre el medio ambiente, y el objetivo siempre es reducirlo en comparación con el modelo anterior. Por ejemplo, la compañía ha sido capaz de demostrar que tanto el actual Audi A6 y el Audi A3 han mejorado en todas las categorías ambientales pertinentes. El nuevo Audi A3 tiene una mejor huella ambiental que su predecesor desde el primer kilómetro. Además de los materiales y procesos de fabricación sostenibles, la construcción ultraligera juega un papel importante. Esto hace que el Audi A3 sea hasta 80 kilogramos más ligero –90 kg en el caso del A3 Sportback– que la anterior generación.

Hay que remontarse 20 años para recordar el primer coche fabricado en aluminio por Audi. Fue el Audi Space Frame, un espectacular coche plateado con la carrocería realizada en aluminio pulido sin pintar, que Audi presentó en el Salón de Frankfurt. En 1994 entró en producción el primer Audi A8, con una carrocería de aluminio que pesaba sólo 249 kg.

Con su actual construcción ultra-ligera, Audi aplica una mezcla inteligente de materiales, de acuerdo con el lema de "el material correcto en el lugar correcto, en la cantidad mínima necesaria". La reducción de peso aumenta el placer de conducción, mejora la seguridad, y tiene un menor impacto en el medio ambiente. Después de todo, cada kilogramo reducido significa menos consumo de combustible y menos CO2 que se emite.