La carrocería del Peugeot Onyx sorprende por el llamativo contraste de materiales y colores. Formadas a mano por un maestro artesano, las alas y las puertas están trabajadas en una plancha de cobre puro.
Pulido a espejo, este material no recurre a ningún artificio para protegerse. Por lo tanto, con el tiempo se ha revestido de una pátina, evolucionando en su aspecto original. El Onyx está vivo. Los elementos de cobre contrastan con un color de carrocería casi mineral, un negro grafito como el ónix. Este color recubre el resto de paneles, hechos de carbono.
Atravesando el aire con una finura absoluta, la parte delantera combina una parrilla vertical y unos estilizados faros full LED cuya superficie se ha limitado a la estrictamente necesaria. Al entrar en contacto con el coche, los flujos de aire se separan. Una parte penetra en el interior del Onyx, deslizándose hacia el interior de la estructura para alimentar de aire el motor. La otra parte se propaga a ras de los flancos y el techo con abombamiento doble.
Cerrando el Peugeot Onyx de la forma más bella posible, los pilotos traseros adoptan una firma lumínica con las tres garras características de Peugeot. Los pilotos disponen de unas pequeñas aletas que orientan los flujos superiores y laterales. Estos confluyen lo más lejos posible de la carrocería para disminuir las turbulencias. Con un Cx de 0,30, la huella aerodinámica del Onyx es inversamente proporcional a su impacto visual.
El Onyx homenajea al RCZ con su techo de doble abombamiento y sus arcos de aluminio. Transparentes y poniendo de relieve la estructura de carbono del habitáculo, la superficie acristalada y el techo están realizados en PMMA, polimetacrilato de metilo. Culminando el habitáculo, garantizan a los ocupantes una protección óptima gracias a su nano-estructura ultra-resistente.
Las altas prestaciones del Peugeot Onyx
El monocasco del coche es una pieza innovadora desarrollada en bloques de carbono. Esta célula central está formada por sólo doce piezas e integra los sub-chasis delantero y trasero lo que permite eliminar los soportes añadidos. De este modo se optimizan la rigidez torsional y el peso de la estructura que pesa apenas cien kg.
Atornillados al chasis de carbono, el motor V8 híbrido HDi FAP de 3,7 l y los ejes rodantes son fruto de la experiencia de Peugeot Sport, adquirida y validada en los circuitos de todo el mundo.
Refrigerado por conductos que nacen en las tomas NACA del techo, el V8 transmite sus 600 CV a las ruedas traseras del Peugeot Onyx a través de una caja secuencial de seis marchas. Esta potencia aprovecha perfectamente la compacidad del coche: 4,65 m de largo, 2,20 m de ancho, 1,13 m de alto, 1.100 kg etc.
Calzadas con neumáticos especialmente desarrollados por Michelin, en medidas 275/30 delante y 345/30 detrás, las llantas de 20’’ tienen su cubo de rueda anclado a la estructura mediante una doble triangulación y una suspensión in-board en ambos ejes.
La tecnología HYbrid4 recupera la energía cinética normalmente perdida durante las fases de frenada. Almacenada en las baterías de iones de litio, esta energía se restituye durante las aceleraciones aumentando la potencia en 80 CV suplementarios, sin intervención del conductor.
Con menos de dos kg por caballo, el Peugeot Onyx alcanza altísimas prestaciones. Para ello está equipado con un fondo plano de carbono que crea un potente efecto suelo. Así, los elementos aerodinámicos han podido limitarse a un mínimo estricto con extensiones de la estructura en carbono y el alerón trasero móvil que carga el eje posterior en las fases de frenada. Ésta queda asegurada por cuatro discos de carbono de 380 mm delante y 355 mm detrás.
Un puesto de conducción innovador para una experiencia inédita
Las puertas ofrecen un acceso fácil gracias a su cinemática en dos movimientos. Al abrirse, la piel exterior de cobre se separa de la contrapuerta y se desplaza lateralmente algunos centímetros antes de pivotar sobre su eje de rotación. El habitáculo queda bañado por una atmósfera clara, natural, del piso al techo. Por su concepción, pone de manifiesto una reflexión sobre la ergonomía intuitiva y los materiales.
Como la carrocería, ahorra en materiales utilizando sólo los necesarios para la realización de las piezas y su montaje. Onyx explora el ciclo de vida de los mismos y demuestra que es posible conciliar las exigencias de prestaciones elevadas de la clientela con la preservación de los recursos naturales.
Hecho de fieltro, comprimido y estirado, el habitáculo del Peugeot Onyx se ha modelado en una única pieza, sin costuras ni juntas con lo que crea un auténtica burbuja alrededor de los ocupantes encajada en la estructura de carbono, visible en algunos lugares y que asume las funciones que, en otros vehículos, aseguran diferentes piezas: insonorización, piso, consola elevada, techo, asientos baquet.
Los ocupantes se integran en una pieza homogénea que permite además reducir el peso. Su confort deportivo se ha conseguido mediante la inserción de espuma bajo el fieltro a nivel de las zonas de contacto con el cuerpo.
Cálido y suave, el fieltro es fruto de una tradición ancestral. Obtenido a partir de lana hervida y con fibras entrecruzadas, este material es totalmente reciclable y resulta un excelente aislante térmico. Además, mejora la insonorización acústica y la calidad del aire ambiental al deshumidificarlo.
A bordo, el conductor encuentra cada mando sin necesidad de apartar la vista de la carretera para buscarlo. El pequeño volante forrado en fieltro cae naturalmente entre las manos y procura una inmediata sensación de agilidad. En su centro de carbono, los mandos en aluminio gestionan las diferentes funciones del Onyx, mientras que las paletas tras el volante gestionan el cambio de marchas.
El salpicadero del Peugeot Onyx está construido en una “madera” de nuevo tipo: el Newspaper Wood. Está fabricado a partir de periódicos usados, juntados y comprimidos para crear grandes ladrillos en los que se esculpen las piezas. La ilusión óptica es perfecta con venas que recorren la superficie. Pero una lectura más atenta revela el secreto de este material cuando aparecen las letras de imprenta en su superficie.
El salpicadero acoge una instrumentación en posición elevada en la que el régimen del motor y la velocidad se muestran mediante piezas metálicas que aparecen y desaparecen como si se tratara de las teclas de un piano. El funcionamiento del motor híbrido, por su parte, está indicado por pantallas digitales.
En el techo se ha instalado un grupo de Toggle Switches de aluminio, entre ellos el botón de puesta en marcha. Detrás del mismo, una lámina presenta las imágenes de las cámaras de marcha atrás; dos de ellas situadas en los retrovisores exteriores y la tercera en la parte trasera.
También en fieltro, la consola exhibe el saber hacer artesanal con una obra maestra: una pieza de cristal realizada por un maestro soplador. Se trata del indicador del depósito cuyo nivel se lee en la parte superior mediante delicadas tallas en el cristal. Además contiene, en un recipiente interno, la esencia de este supercar. Difundido en el habitáculo a través de los aireadores, un perfume restituye la ósmosis de los materiales utilizados. Finalmente, la consola recibe los mandos del climatizador bi-zona, realizados en una barra de aluminio simplemente torneado, fresado y posteriormente montado.
La belleza de este interior y de las carreteras recorridas queda registrado por una cámara instalada entre los reposacabezas. La grabación puede verse posteriormente en una tableta táctil insertada en el salpicadero, delante del pasajero y que sirve además de interfaz para el sistema de info-entretenimiento del coche.