En plena caída de la venta de coches a causa de la crisis, el sector de los híbridos le hace un guiño a la suerte y presenta una leve mejoría. A pesar de que el factor económico continúa siendo el principal valor a tener en cuenta a la hora de comprar un vehículo, muchos son ya los que se suben al carro del ahorro energético y apuestan por el medio ambiente. El mundo de la automoción ha notado los golpes de la crisis mundial, pero el futuro mira hacia un prototipo de coche que fusione diseño, ahorro y utilidad.
En medio de un pesimismo generalizado, conseguido a golpe de caídas económicas, aún queda un motivo para pensar en verde, y más cuando observamos que los vehículos híbridos mantienen su nivel de ventas. De las marcas que comercializan los prototipos respetuosos con el medio ambiente, Toyota es la que más incremento ha percibido con su pionero modelo Pirus, mientras que, por otro lado, las cifras del Honda Civic Hibryd no están dado tantas alegrías sus fabricantes. Lexus, una de las firmas de vanguardia en este terreno con hasta tres modelos híbridos, LS 600h, GS 450h y RX 400h, ha mantenido su nivel de ventas. A un paso de los híbridos, están los coches ecológicos, que en Citröen suponen el 50% de su gama.
Mientras unos vaticinan que el futuro está en manos de este tipo de coches, y que tan sólo se trata de tiempo y confianza, muchos otros siguen buscando actualmente potencia y economía a la hora de adquirir un nuevo vehículo. La apariencia de los híbridos es similar a la de n coche convencional. La diferencia la encontramos en su interior, donde se utiliza más de una fuente de energía, combinando un motor de combustión interna y otro eléctrico para, de este modo, optimizar su rendimiento.
Cuando el motor de combustión interna funciona, lo hace con su máxima eficiencia. En caso de que se genere más energía de la necesaria, el eléctrico ejerce como generador y carga las baterías del sistema. En otras situaciones, sólo el motor eléctrico funciona al alimentarse de la energía guardada en la batería.
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Por regla general, el vehículo híbrido se mueve con electricidad almacenada en las baterías a bajas velocidades, como sucede en ciudad, y cuando necesita más potencia, entra el motor convencional. Además de los aspectos ecológicos y medioambientales, estos coches ofrecen una serie de ventajas en rendimiento y conducción, entre las que se encuentra la práctica ausencia de ruido, además de una mayor suavidad y facilidad de uso. Por otro lado, su recarga es más rápida, reduce notablemente los niveles de consumo, y el grado de emisiones de CO2 a la atmósfera es muy inferior a las de un coche convencional.
Por el momento, sólo tres marcas, Honda, Lexus y Toyota, comercializan algún modelo de estas características en España, pero el hecho de que el resto de las firmas hayan anunciado en breve la salida de coches similares confirma la pujanza de este sector, donde fabricantes y están metidos de lleno en el desarrollo de nuevos prototipos, como Honda, que anunció recientemente su previsión de lanzar un deportivo híbrido en 2010, basado en el coche de concepto CR-Z.
Pero no toda la realidad es tan favorable a la creación de los híbridos, ya que su mayor problema son los costos. Las baterías que usan son muy caras, por eso ya se está estudiando la posibilidad de incorporar baterías de aire comprimido para reemplazar a las actuales. El nuevo sistema, fruto de la investigación de un trabajador del Swiss Federal Institute of Technology, almacena energía usando los pistones del motor para comprimir aire.
Esta nueva tecnología podría ahorrar la misma cantidad de combustible que los actuales autos híbridos que utilizan nafta y electricidad, pero sería notablemente más barata. Ese aire comprimido se utiliza después para hacer funcionar los pistones e impulsar al vehículo. Según las primeras estimaciones, este sistema supondría solamente el 20% costo adicional, frente al 200% que requieren los híbridos actuales.
La idea no es nueva. Lo difícil es conseguir eficiencia. Los tanques de aire comprimido almacenan mucha menos energía que las baterías eléctricas, y eso limita el ahorro energético. La propuesta del jefe del equipo de investigadores, el ingeniero Lino Gazella, es aprovechar la energía neumática en lugar de la del frenado.
Gazella reemplaza un motor de gasolina de dos litros por otro pequeño de 750 mililitros. Este usa aire comprimido para acelerar. El aire denso proporciona el oxígeno para quemar mayor cantidad de combustible, una técnica llamada supercompresión.
Además, los autos con propulsión a aire comprimido podrían andar hasta 1.280 kilómetros con una sola carga, y se recargarían en menos de tres minutos. Pero para poder ver hecho realidad este proyecto habrá que esperar, aunque el futuro se pinta de verde y llega al mundo de la automoción para poder decir adiós al humo negro.