Para desarrollar las piezas Airbump® se realizaron más de 30 diferentes formulaciones hasta dar con la composición correcta formada por TPU, por fibra de vidrio y el colorante necesario para darle cada una de las cuatro tonalidades en que está disponible (negro, gris, duna y chocolate).
Cada Airbump® lleva 15 burbujas de aire estancas, con una profundidad de 20 milímetros, cuya función es similar a la de las defensas cilíndricas que usan los yates para no golpear el pantalán. La profundidad de 20 milímetros no es aleatoria, es la medida exacta para que proteja el vehículo y no afecte a la sonoridad del coche al circular por la carretera. Los Airbump®, se unen a las puertas del C4 Cactus mediante 16 anclajes plásticos.
Para lograr algo que parece tan sencillo, los técnicos de Citroën realizaron múltiples ensayos. Primero para dar con el tamaño correcto de cada uno de los alveolos y de la pieza completa, sin olvidar la dimensión estética: la forma importa tanto como la función. En total se fabricaron más de 3.000 piezas prototipo, 2.000 de ellas de gran formato.
Para testar las primeras piezas Airbump se utilizó un Citroën C3, cuyas puertas se recubrieron con una placa de tecnología Airbump®. Contra él se lanzó, a 4 km/h y en repetidas ocasiones, un carro metálico de hipermercado cargado con 40 kilos. También se abrió la puerta impactando contra bolardos metálicos o contra la puerta abierta de otro vehículo.
Sin embargo, no sólo se tuvo en cuenta la resistencia, sino que se testó que el nuevo material no afectase a la cinemática de apertura de las puertas. Asimismo su ensamblaje en la chapa fue motivo de largas pruebas ya que, al tratarse de piezas exteriores del vehículo, se ven afectadas por las inclemencias meteorológicas.
Las piezas de tecnología Airbump® no necesitan un mantenimiento específico y además reducen los costes de mantenimiento y reparación del vehículo a lo largo de toda su vida, los pequeños golpes y arañazos en la chapa ya no son un problema.